Sobre las redes sociales.
Esto es ahora el club de las obsesiones, antes alguien decía o escribía algo interesante ahora esto es simplemente una cofradía de la histeria colectiva. Se hacen amigos en virtud de su paranoia, se etiquetan unos a otros para que no ignoren su gigantesca histeria. Ahora bien no hay nada malo en esta clase de histerias siempre que sirvan como puente para la imaginación, la gracia es ser como Camus o como Kafka y saber trascender esa histeria de la historia en una metáfora que perduré. Vivimos tiempos históricos e histéricos, pero de privilegio, como para sentarte a comer palomitas si aún te queda dinero después de la cuarentena y ver qué pasa, se trata de ver, de abrir los ojos.
Hoy más que nunca el no ser capaz de comprender lo que nos rodea y menos aún el futuro tiene dos vías en la mente de los débiles corderitos asexuados adictos a la de la histeria intrascendente, la primera es de la imaginación trascendente, tus padres se gritan violentamente, enciérrate en el baño e imagina, verás que libre eres de golpe. La segunda es la de llorar a gritos lo más fuerte que puedas y conseguir sentirte bien viendo cómo otros se hunden contigo. Digo yo, en mi humilde opinión de aficionada argentina/chilena acostumbrada ya a caer mal de entrada, antes que nadar en la miseria del alma individual no sera mejor especular con posibles escenarios e imaginarlos. Siempre puede hablar algo divertido y transformador, la muerte al ser parte de la vida no es algo necesariamente malo, por lo menos no ha cambiado y aún sigue siendo lo mismo, un misterio.